Las Galerías de Sargadelos, propias ó franquiciadas, fueron concebidas para poder vender los productos de las fábricas de cerámica del Castro y de Sargadelos sin depender de intermediarios, de distribuidores y comerciantes, y de controlar así todo el proceso de las piezas desde su diseño hasta su comercialización.
Las Galerías de Sargadelos fueron concebidas para poder vender los productos de las fábricas, controlar la imagen de la marca Sargadelos y proyectar así las ideas con ls que fueron concebidas las empresas.
También para controlar la imagen de marca Sargadelos y proyectar las ideas con las que fueron concebidas las empresas, mediante la realización de diseño de las galerías, de su mobiliario, organización espacial y del tipo de actividades culturales que se desarrollarían en las mismas.
No eran simples tiendas, si no también como librerías y centros de divulgación de la cultura gallega y aglutinadoras de las actividades culturales de los gallegos en ciudades como Madrid y Barcelona.
No estaban solo pensadas como simples tiendas, si no también como librerías y centros de divulgación de la cultura gallega que organizaban exposiciones artísticas y de historia de Galicia, presentaciones de libros, conferencias, recitales poético-musicales o reuniones de colectivos culturales del país. De hecho, durante muchos años se convirtieron en importantes centros dinamizadores de cultura en las ciudades y villas del país, en embajadas de Galicia en el exterior y aglutinadoras de las actividades culturales de los gallegos en ciudades como Madrid y Barcelona.
En 1974 se inauguró la Galería de Barcelona, en 1975 la Galería de Madrid, y en 1978 lo hacia la de Compostela. Posteriormente, se extendieron por las restantes ciudades gallegas e incluso llegaron a Sevilla, Milán y O Porto.
En 1974 se inauguró la Galería de Barcelona con una muestra del libro gallego en Cataluña. Un año después abría as sus puertas la Galería de Madrid, con una exposición y un ciclo de conferencias titulados Presencia de Galicia, y en 1978, lo hacía la de Santiago de Compostela con una exposición-homenaje al Seminario de Estudios Gallegos. Posteriormente las galerías se extendieron por las restante ciudades gallegas y por algunas villas del país, e incluso llegaron a Sevilla, Milán y Porto.